A.·.L.·.G.·.D.·.G.·.A.·.D.·.U.·.
Valle de Asunción, 23 de agosto de 2012 e.·.v.·.
V.·. M.·.
1º.·.VIG.·.
2º.·.VIG.·.
QQ.·.HH.·.
Título: ¿Existe realmente el libre albedrio?
Ya en el siglo V a. C. decía el filósofo Leucipo que nada sucede porque sí, sino que todo sucede con razón y por necesidad. Esta formulación ha pasado a la historia de la Filosofía con el nombre de principio de causalidad o principio de razón suficiente. A través de ella no sólo podemos realizar una identificación de los términos causa y efecto, sino que los interrelaciona y les otorga un carácter necesario.
Con el paso de los siglos, este principio de razón suficiente fue ampliamente aceptado por la mayoría de los filósofos y científicos. Estos últimos, además, lo llevaron al terrero del estudio del mundo natural. “Debemos considerar - decía Laplace- el estado presente del Universo como el efecto del estado anterior y como la causa del estado que le siga. Una inteligencia que conociera todas las fuerzas que actúan en la Naturaleza en un instante dado y las posiciones momentáneas de todas las cosas del universo, sería capaz de abarcar en una sola fórmula los movimientos de los cuerpos más grandes y de los átomos más livianos del mundo, siempre que su intelecto fuera suficientemente poderoso como para someter a análisis todos los datos; para ella nada sería incierto, y tanto el futuro como el pasado estarían presentes a sus ojos”
Una vez aceptada la hipótesis inicial de que el Universo en su conjunto está completamente determinado, cabe preguntarse acerca de la naturaleza de la capacidad de elección de los seres humanos y con la consecuente relación con las implicaciones morales que se pueden derivar de esta naturaleza.
El problema del determinismo o libre albedrio es un problema sobre el cual mucho han discutido doctos y sabios, la solución de este problema es de importancia fundamental para el masón, pues si el hombre no fuera libre en sus acciones y determinaciones, la Masonería como Arte Real de la vida, no tendría razón alguna de existir.
Para ello conviene aclarar ciertos conceptos previos. Se entiende por libre albedrío la creencia de que los humanos poseen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones y el determinismo es el punto de vista en el cual todos los eventos son resultados inevitables de causas previas, de que todo lo que sucede tiene una razón de ser. Habiendo puesto sobre la mesa las definiciones de estos dos conceptos fundamentales, nos encontramos con dos posturas mutuamente excluyentes.
En realidad, no existe evidencia alguna que nos lleve a pensar que las leyes físicas que rigen el funcionamiento del Universo se mantienen al margen de los procesos por los cuales los humanos toman sus decisiones.
En este sentido se pronunció Baruch Spinoza, quien comparó la creencia del hombre en el libre albedrío con una piedra que piensa que escogió el sendero al cual llegó por el aire y el lugar en el cual aterrizó. En la Ética escribió, "Las decisiones de la mente no son nada salvo deseos, que varían según varias disposiciones puntuales". "No hay en la mente un absoluto libre albedrío, pero la mente es determinada por el desear esto o aquello, por una causa determinada a su vez por otra causa, y ésta a su vez por otra causa, y así hasta el infinito." "Los Hombres se creen libres porque ellos son conscientes de sus voluntades y deseos, pero son ignorantes de las causas por las cuales ellos son llevados al deseo y a la esperanza."
Ahora, es indudable que la voluntad, y por consecuencia la actividad del hombre y el fruto de sus acciones, se hallan determinados por lo que él piensa, juzga y ve interiormente. Así, pues, lo que uno hace y cómo obra en determinadas circunstancias, lo que elige constantemente (sea esta elección consciente o inconsciente, depende de su manera de pensar, de su claridad de mente, de su juicio y de sus conocimientos.
Por consecuencia, libre albedrío y libertad individual existen para el hombre en proporción del desarrollo de su Inteligencia y de su Juicio.
Para el hombre enteramente dominado por sus pasiones, instintos, vicios y errores, no existe el libre albedrío. Los instintos y las pasiones determinan constantemente sus actos así como los del animal. Pero para quien se esfuerza constantemente en dominarse y dominar sus pasiones, el libre albedrío, en el sentido más amplio de la palabra, es una realidad, pues por medio de ese esfuerzo se liberta de los vínculos que atan al hombre instintivo a sus errores y pasiones.
Por lo tanto, así como el hombre pasa del dominio del instinto al dominio de la inteligencia, y de la ciega obediencia a sus pasiones a una clara e inteligente determinación o, en otras palabras, de error a la Verdad y del vicio a la Virtud, así pasa igualmente del dominio de la fatalidad que es propia de su naturaleza instintiva o inferior, al dominio de la libertad; propia de su naturaleza divina o superior, y ésta se afirma constantemente sobre aquélla.
Podemos ejemplificar el libre albedrio como aquella persona que asiste a una sala multicine, esta elige que película va a ver de acuerdo a los actores, la trama, a diversos factores que fueron grabados en su memoria luego de haberlos experimentado, aun cuando todas las películas ya tienen el final determinado, es el hombre el que elige cual ver, en base a sus conocimientos.
Por lo tanto mis QQ.·.HH.·. es mi creencia que el hombre es libre de escoger su camino y construir su destino, aun cuando la ley del karma o causa y efecto la arrastramos a nuestra vida actual y futuras, con nuestras acciones vamos modificando a cada segundo la vía a transitar, de otro modo creo que todo el sacrificio realizado en esta etapa de la vida de nuestra alma eterna carece de sentido. Esforcémonos pues en elevar templos a la virtud y cavar pozos sin fondos a los vicios que de esa forma tendremos mayor libertad.
LIBERTAD IGUALDAD FRATERNIDAD
M.·. M.·. Mitatron
Aug.·. y Resp.·. Log.·. Renacer Nº 2
Resp.·. Log.·. Apocalipsis Nº 4
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